A pesar de la existencia de una negación generalizada, la evidencia de que la radiación de radiofrecuencia (RF) es perjudicial para la vida es abrumadora. La evidencia clínica acumulada de personas enfermas, la evidencia experimental de daños al ADN, a las células y a los sistemas y órganos en una amplia variedad de plantas y animales, y la evidencia epidemiológica de que las principales enfermedades de la civilización moderna —cáncer, enfermedades cardíacas y diabetes— son en gran parte causadas por la contaminación electromagnética, dispone de una base científica de más de 10.000 estudios contrastados.
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